Vuelve Ulises, vuelve - María del Carmen Guzmán
Veinte años son demasiados, Ulises, y ya no puedo esperar más. El tiempo va marchitando mi juventud y se me va acabando la paciencia. El mar me trae rumores de tus aventuras por esos mares de los dioses y me cuentan que vives, pero no sé como ni con quién vives.
El tapiz crece de día y mengua de noche, y se burla de los pretendientes como si fueran el ratón y el gato, el Sol y la Luna o dos niños que juegan al escondite, pero esas lanas multicolores están perdiendo su brillo y tersura, como mi pelo. Así que, vuelve pronto, Ulises, que si no regresas de inmediato, tu casa y tu familia se convertirán en ruinas.
Penélope teje y desteje para ahuyentar a esos babosos que pretenden quedarse con ella y tus posesiones, pero durante todos estos veinte años, a pesar de ser tan joven, la he defendido con todas mis fuerzas, pues tuve un buen maestro en ti. Yo te veía salir por esas puertas con tu arco y tus flechas y regresar con un venado, un jabalí, o cuando menos, un par de liebres que eran la gloria de tu familia. Al principio se reían de mí, porque me veían pequeño, pero conforme crecía, me fueron respetando más y más, tanto, que los mantuve a raya, hasta ahora.
Telémaco, tu hijo, hace lo que puede. Trabaja, lleva la contabilidad y cuida de su madre, pero no puede con todo. Y ese es el problema: como no regreses pronto, esto no hay quien lo arregle.
Yo estoy muy viejo, demasiado viejo, Ulises, y si no me he muerto ya es porque sé que de un momento a otro aparecerás triunfante para aplastar a tus enemigos, y cuando me veas echado a la puerta de tu casa, moribundo, yo, Argos, tu perro fiel, moriré feliz mientras me rascas la cabeza.
* Autora : María del Carmen Guzmán
El tapiz crece de día y mengua de noche, y se burla de los pretendientes como si fueran el ratón y el gato, el Sol y la Luna o dos niños que juegan al escondite, pero esas lanas multicolores están perdiendo su brillo y tersura, como mi pelo. Así que, vuelve pronto, Ulises, que si no regresas de inmediato, tu casa y tu familia se convertirán en ruinas.
Penélope teje y desteje para ahuyentar a esos babosos que pretenden quedarse con ella y tus posesiones, pero durante todos estos veinte años, a pesar de ser tan joven, la he defendido con todas mis fuerzas, pues tuve un buen maestro en ti. Yo te veía salir por esas puertas con tu arco y tus flechas y regresar con un venado, un jabalí, o cuando menos, un par de liebres que eran la gloria de tu familia. Al principio se reían de mí, porque me veían pequeño, pero conforme crecía, me fueron respetando más y más, tanto, que los mantuve a raya, hasta ahora.
Telémaco, tu hijo, hace lo que puede. Trabaja, lleva la contabilidad y cuida de su madre, pero no puede con todo. Y ese es el problema: como no regreses pronto, esto no hay quien lo arregle.
Yo estoy muy viejo, demasiado viejo, Ulises, y si no me he muerto ya es porque sé que de un momento a otro aparecerás triunfante para aplastar a tus enemigos, y cuando me veas echado a la puerta de tu casa, moribundo, yo, Argos, tu perro fiel, moriré feliz mientras me rascas la cabeza.
* Autora : María del Carmen Guzmán
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Elba -