Mi vida paralela - Esther Genovés Placed
Todos buscamos en el significado de los sueños nuestro futuro. Al despertar, siempre nos preguntamos: ¿qué me está anunciando este sueño? Y nos resignamos a nuestro destino "porque está escrito en él". Yo no. A mí siempre me ha gustado ir "a contracorriente" y no cruzarme de brazos; porque yo soy la única que puede manejar mi futuro y elegir mi destino. Por eso, quizá, para mí son tan importantes.
Suelo tener bonitos sueños y espantosas pesadillas y son precisamente estas últimas las que siempre me dan la clave, no para adivinar mi futuro, sino para comprender mi presente.
Mis pesadillas son recurrentes y se entrecruzan, relacionándose entre sí. Además, tienen algo en común: Me enseñan mi cara oculta o, por lo menos, la que puedo llegar a esconder.
El hecho de que se repitan, quizá signifique algo, no lo sé; pero sé lo que no significa: Que por soñarlas debo resignarme "a lo que venga".
Nunca he tenido el típico sueño de ir a coger un tren y perderlo justo en el instante en que parece que se va a alcanzar; yo soy más original...En mi sueño ya estoy en el tren e intento bajar inútilmente de él; pero, ¿quien es el loco que se arroja de un tren en marcha con la esperanza de salir indemne? Es de noche y la oscuridad del exterior aumenta la angustia de no encontrar la forma de frenar un tren que circula a una velocidad endiablada.
Otras veces soy yo quien conduce, tomo el mando de mi vida. Viajo en mi coche y debo subir un puente con una pendiente muy pronunciada y, tras éste, viene otro más alto aún, y otro aún mayor... No tengo miedo a subir; ni tampoco a bajar. Lo que me aterroriza es caer al vacío desde lo más alto en el breve instante entre el ascenso y el descenso.
En ocasiones, un sueño, una pesadilla, marca toda mi vida y es tan vívido que me aterra y me hace daño:
Estoy en un disco-bar que en ese momento tiene pocos clientes. He bebido bastante, algo inusual en mí, y mi estado es bastante cercano a la embriaguez. El local está en penumbra y entre las sombras surge una persona, con la que no me hablo desde hace mucho tiempo, y empieza a insultarme y a reírse de mí hasta hacerme enfadar. Entonces lo cojo y comienzo a golpear fuertemente su cabeza contra la pared.
Despierto asustada cuando gruesas gotas de sangre empiezan a salpicarme la ropa.
¿Me está diciendo este sueño que soy un monstruo o puedo llegar a serlo? No. Lo que soy o pueda ser sólo depende de mí; pero todavía me pregunto si fue una fatal coincidencia que mi víctima muriera años después en un accidente de tráfico.
En algunas ocasiones asisto en mis pesadillas a un asesinato. Veo la cara de la víctima, pero la del asesino se mantiene en sombras, entonces temo ser yo; pero no, no sería capaz...
Cuando despierto tengo miedo de que mi pesadilla le haya sucedido realmente alguien en algún lugar del mundo y me siento cómplice por haber estado allí.
Los sueños juegan con nuestras emociones, con nuestros miedos. Nos desnudan por dentro...
Tejen a nuestro alrededor una vida paralela, no menos real que nuestra vida consciente, que nos enseña a
dominar nuestro destino; no el que el azar nos depara, sino el que, con rebeldía, forjamos nosotros mismos.
* Autora : Esther Genovés Placed
Fotografía : "Mae West" (1935) Salvador Dalí
Suelo tener bonitos sueños y espantosas pesadillas y son precisamente estas últimas las que siempre me dan la clave, no para adivinar mi futuro, sino para comprender mi presente.
Mis pesadillas son recurrentes y se entrecruzan, relacionándose entre sí. Además, tienen algo en común: Me enseñan mi cara oculta o, por lo menos, la que puedo llegar a esconder.
El hecho de que se repitan, quizá signifique algo, no lo sé; pero sé lo que no significa: Que por soñarlas debo resignarme "a lo que venga".
Nunca he tenido el típico sueño de ir a coger un tren y perderlo justo en el instante en que parece que se va a alcanzar; yo soy más original...En mi sueño ya estoy en el tren e intento bajar inútilmente de él; pero, ¿quien es el loco que se arroja de un tren en marcha con la esperanza de salir indemne? Es de noche y la oscuridad del exterior aumenta la angustia de no encontrar la forma de frenar un tren que circula a una velocidad endiablada.
Otras veces soy yo quien conduce, tomo el mando de mi vida. Viajo en mi coche y debo subir un puente con una pendiente muy pronunciada y, tras éste, viene otro más alto aún, y otro aún mayor... No tengo miedo a subir; ni tampoco a bajar. Lo que me aterroriza es caer al vacío desde lo más alto en el breve instante entre el ascenso y el descenso.
En ocasiones, un sueño, una pesadilla, marca toda mi vida y es tan vívido que me aterra y me hace daño:
Estoy en un disco-bar que en ese momento tiene pocos clientes. He bebido bastante, algo inusual en mí, y mi estado es bastante cercano a la embriaguez. El local está en penumbra y entre las sombras surge una persona, con la que no me hablo desde hace mucho tiempo, y empieza a insultarme y a reírse de mí hasta hacerme enfadar. Entonces lo cojo y comienzo a golpear fuertemente su cabeza contra la pared.
Despierto asustada cuando gruesas gotas de sangre empiezan a salpicarme la ropa.
¿Me está diciendo este sueño que soy un monstruo o puedo llegar a serlo? No. Lo que soy o pueda ser sólo depende de mí; pero todavía me pregunto si fue una fatal coincidencia que mi víctima muriera años después en un accidente de tráfico.
En algunas ocasiones asisto en mis pesadillas a un asesinato. Veo la cara de la víctima, pero la del asesino se mantiene en sombras, entonces temo ser yo; pero no, no sería capaz...
Cuando despierto tengo miedo de que mi pesadilla le haya sucedido realmente alguien en algún lugar del mundo y me siento cómplice por haber estado allí.
Los sueños juegan con nuestras emociones, con nuestros miedos. Nos desnudan por dentro...
Tejen a nuestro alrededor una vida paralela, no menos real que nuestra vida consciente, que nos enseña a
dominar nuestro destino; no el que el azar nos depara, sino el que, con rebeldía, forjamos nosotros mismos.
* Autora : Esther Genovés Placed
Fotografía : "Mae West" (1935) Salvador Dalí
4 comentarios
Esther (Diablillo -
Cariñosos saludos
Diablillo
El Trufa -
Diali -
Yo también me suelo quedar "colgada" de los sueños e intento seguirlos al despertar.
Son nuestro mundo paralelo que nadie podrá arrebatarnos, ni tan siquiera nosotros mismos.
Carlo -