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˙·٠•●♥ Ediciones Guallavito

Y dejó escapar el tren

Y dejó escapar el tren Era una de esas mañanas que todos hemos podido tener alguna vez, posiblemente. Una de esas en la que vas caminando por la calle medio dormido, con las legañas y los calcetines del revés. Cabreado todavía con el despertador "made in Japan" y su titititiiiii toca narices.
Puede que después de darnos el gustazo de machacarlo con un golpe fiero y despiadado y con un:

- ¡Ostia! Calla yaaaaaaa …

Y después de pensar "cinco minutos más cinco minutos mássssss , sólo cinco minutos… ZzzZzz", y luego dormirnos, claro. Y dar entonces una buena justificación a dichas legañas y a esa cara de Póker de "no me hables que te muerdo", nada más entrar en la oficina. Y para colmo tener que ir esa misma tarde a comprar otro. Sin otro remedio … Luego al oírlo sonar a la mañana siguiente no saber cual de los dos era más asqueroso y desagradable.

Sí , quizás fuera una de esas. Una de tantas mañanas en las que Berenise había salido a la calle después de haber realizado casi sin saber cómo todos los procesos autómatas de cada día para salir "tan ella" de casa.

Una de esas mañanas en las que subes al tren… y lo ves. De repente… Uno de esos momentos mágicos en que tienes la visión más encantadora del corto y escaso día, que resulta ser la dosis de "marcha" que un café de Colombia no te podría dar ni de broma.

Él…

Con esa pose tan sensual, esa mirada que te hace renacer y sentir un cosquilleo eléctrico por todo el cuerpo. Con esa sonrisa que prometen todos los anuncios de dentífricos, con su chaqueta de piel marrón , entallada, con clase y no precisamente de "cordero de la meseta".

Y entonces…

(Intenciones y pensamientos - Berenise)

Es él. ¡Seguro! El padre de mis hijos. ¡ La persona que he estado esperando toda la vida !

¡Ui!

Me ha mirado.

(Narración - vista por Berenise)

Ahora él baja la cabeza y después me vuelve a mirar, dos segundos, tres… Me continua mirando… Ohhh. Pero yo no le puedo aguantar la mirada. Hago ver que miro por la ventana, me hago "la loca" como si él no me importara, como si el hecho que se hubiera fijado en mi me fuera del todo indiferente.

Mierrrrr - da.

Me acaba de pillar, me ha enganchado en plena repasada. Yo me miro las uñas. Él me mira de nuevo ahora, lo sé porque puedo sentir su mirada clavada por cada rincón de mi cuerpo. Me estremezco. Intento con valor aguantarle la mirada ahora… Pero acabo de nuevo mirándome la abuelita del asiento de al lado.

¡No soy capaz!

¡Me digo a mi misma que soy una idiota! Que así no se va a ningún lado. ¡De seguir así me quedaré para vestir santos! Ya me lo dice mi padre… Se me va a pasar el arroz.

Me gusta mucho. Pero no sé como iniciar una conversación con él. Ni que estrategia utilizar para que ésta anécdota no se quede sólo en eso. Me parece que yo también le gusto ¡Pero claro! Adivina…

…

Han pasado unos cinco minutos, supongo.

Él ya no me sigue el juego. Bien… Me lo he buscado. A éste paso la próxima Navidad tendré que seguir aguantando la fatídica pregunta de mi tía Enriqueta entre canalón y canalón "¿Nooo tienes noviooo?"

Falta muy poco para mi parada … Me bajaré enseguida.

No falta nada para mi parada.

La están anunciando ahora.

Yo me levanto, presumiendo con gesto delicado y coqueto. Paso por delante de él que aún sigue sentado y me mira con esa sonrisa. Pero… Sorpresa! Ahora se levanta.

¡Ja! Resulta que él también baja en la misma estación que yo.

… Quizá sea mi última oportunidad.

Él tiene la intención de salir por otra puerta. Justo la continua a la mía. Yo me lo miro embobada. El tren empieza a frenar.

Ahora frena del todo de una manera brusca.

Me balanceo…

Me sonrojo y seguidamente me preocupo porque no me haya mirado dos segundos antes pues la fuerza de la frenada casi me hace caer y un poco más y me como una barra de acero… Aún así yo sigo con mi pose de mujer fatal.

El avisador de las puertas indica que ya se pueden abrir. Alguien aprieta el botón y la mía se abre. La de él también.

Yo bajo, él ya ha bajado y va caminando delante de mí…

Lo seguiré - pienso. Iré detrás suyo y no lo perderé de vista.

Acelero el paso, intento caminar más deprisa y acercarme a él. Lo miro por los espejos del tren. Él no se da cuenta. Y cada vez camina más deprisa, no por mi… Supongo que tiene prisa.

Yo voy detrás soplando, no estoy en muy buena forma.

Me encantaría tocarle delicadamente la espalda y decirle algo bonito… O quizás gracioso y cautivador… Incluso presentarme con algo ingenioso. Pero si no he sido capaz de aguantarle la mirada aún menos de hacer una cosa así… Me resigno. Me compadezco… ¡Qué ilusa!

Pero lo seguiré, lo sigo sí. ¡Si lo seguiré hasta el fin del mundo!

Él gira por la calle Petrixol… Yo he de ir justo en la otra dirección. No lo sigo. ¡Ni de broma!

Llego tarde al trabajo.

* Autora : Comella Firmet

13 comentarios

Comella (la verdadera, la autentica, la inimitable) -

Comella (la verdadera, la autentica, la inimitable)
"Comella jaja2" La historia será mala, que al igual lo es, pero tu pareces ser sólo un IP que roba pseudónimos literarios para hacer comentarios a relatos escritos por otros, así que discúlpame si no presto mucho interés a tu opinión :)

Comella -

La historia es malisima lo reconozco, he cambiado de idea. Me retiro de hacer historias cortas.

Dynaheir -

Es la primera vez que te visito... Y me parece un sitio de lo más interesante. Tenemos un gran fallo y es que la mayoría somos cobardes desde que nacimos, y preferimos tomar el camino fácil y seguro a uno totalmente desconocido aunque sepamos que puede que ese sea el correcto...

En fin, que me ha encantado. Gracias por visitar mi página. Volveré a leerte!

Ligustrum -

Si te ocurriera u ocurriese te tiras al cuello pero ya!!!
Me ha encantado la historia, un besazo y niñaaaaaaa fuera la timidez, al final sólo conduce al "si hubiera"
Buen finde
PD- Los deberes¿? que no se te olvide te vigilo como la Gertru :D ;)

pokito -

Te estaba leyendo, comella, y me venía a la cabeza un relato de Cortázar que se desarrolla en el metro, en el que el protagonista busca a la mujer de su vida, dependiendo de la parada en la que ésta baje. Me ha gustado la forma de contar la historia, y el desenlace, porque efectivamente, alguien que va para Petrixol seguro que no le conviene a la protagonista...
Enhorabuena, un beso.

salud
pokito

Me ha gustado leerlo,

Juanra -

Ha estado genial la historia, con intriga y todo, yo pensaba que al final, ella se decidía a decirle algo, pero no, una pena.Hay que ser mas lanzadasssss.Un beso.

Comella -

Se te hecha muchísimo de menos, que lo sepas. Espero que al menos tu ausencia tenga un gran resultado en tus exámenes. Un besazo.

Maribel -

Yo creo que hubiera hecho lo mismo, soy muy tímida qué le vamos a hacer!

Como ves, poniéndome al día...un besito guapa!

bolo -

Es duro a veces aguantar algunas miradas, aunque peor es no decir nada, lo digo por experiencia propia.

Un beso

odyseo -

Pues si lo hubiérais hecho, queridas COMELLA, MAGDA y BRISA, me habríais conocido a mí!!! ;-.)))))))))

Magda -

Es totalmente acertado, hemos vivido situaciones semejantes. Siempre he pensado que será terrible cuando estemos viej@s decir: "¿y si lo hubiéramos hecho?"

Si nos volviera a suceder ¡no perdamos tiempo! ;)

Comella -

Bueno, primero de todo aclarar que la historia de Berenise no es la mía propia, es decir que no hablo en primera persona a través de ella, ya que es sólo un personaje. De todas formas ¿A quién no le ha pasado alguna vez una cosa igual o similar a esto? La de veces que por indecisión o timidez dejas escapar oportunidades como esta... La vida es corta, NO se puede DEJAR ESCAPAR EL TREN :) Un abrazo Brisa y gracias por tu comentario, todavía me halaga más que te hayas pensado que la protagonista del relato era yo... eso quiere decir que he conseguido que este sea bastante creíble. De hecho todo escritor deja alguna que otra huella de su persona en sus personajes – que acaban siendo como tus hijos – en este relato, sería hipócrita de mi parte negar que no las hay. Todos /as nos hemos fijado alguna vez en alguien y luego no nos hemos atrevido a entrarle.

Brisa -

Sí, si, si, definitivamente he vivido alguno de esos días o más de uno o muchos. Eso sí la próxima vez que te pase algo así busca alguna excusa y hablale, que habrías podido perder... y quien sabe, igual habrías podido ganar mucho. Besitos :)