Rutina - Gonzalo López Cerrolaza

Apagó la música, cerró la puerta del bar después de bajar la persiana de metal. Se volvió hacia mí, caminó lentamente, dejándome apreciar su bello cuerpo a cada paso que daba. Me quitó el cigarro de entre los dedos, le dio una calada, soltó el humo hacia arriba demostrando seguridad en sí misma y lo apagó en un cenicero. Agarró mis manos y me llevó hacia ella haciendo que me levantase. Rodeó mi cintura con sus brazos y me besó sin apartar su mirada de mis ojos. Entonces dio un paso atrás, desató su delantal, desabrochó su falda y dejó que cayese por sus preciosas piernas hasta el suelo. ¿Para qué contaros lo que ya sabéis que pasó después?... Más besos, caricias, sudor miel.
Luego fumamos un cigarro y le pregunté su nombre. Levantó sus cejas con una sonrisa pícara y se puso en pie, se vistió, me dio mi ropa. Debemos irnos ya. Subió la persiana, salimos del bar, volvió a cerrar la persiana. Acarició mi mejilla con una mano, rozó mis labios con los dedos de la otra y llamó un taxi. Fui los días siguientes a ese bar a ver si estaba allí. Me pedía una coca-cola y encendía un cigarrillo sentado siempre en el mismo taburete. Pero no era ella la camarera que me atendía, no refrescaba igual la coca-cola ni tampoco mi tabaco olía del mismo modo.
Pasó el tiempo y cambié de ciudad por motivos de trabajo. Un día cualquiera entré en un bar, pedí una coca-cola a una camarera que estaba de espaldas. Tengo que cerrar ya, dijo, y echó a la gente que allí estaba, a todos excepto a mí. Hizo que no me levantase del taburete con una suave caricia de sus dedos en mi brazo y una mirada llena de ternura, misterio y pasado.
Todavía hoy sigo yendo a bares a sentarme en un taburete, beber una coca-cola y fumar un cigarro. Sin embargo, nunca más he vuelto a verla. Supongo que los buenos momentos no suelen repetirse más de dos veces en esta vida para no caer en la rutina.
* Autor : Gonzalo López Cerrolaza
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9 comentarios
Comella -
Gonzalo -
Un abrazo.
Trufa -
Ly -
odyseo -
Besos!
Comella -
odyseo -
Besos!
Comella -
odyseo -
Pero no me importaría irme de bares contigo, no sea que tengas razón.
Saludos