El estrabismo del Cíclope - Pedro Glup
El Cíclope, en un hábito triste, busca el amor cada mañana sin saber que el amor no se busca, no se inventa, que no ve con ojos de gato, que aparece de pronto como un pájaro ciego, que atraviesa fugaz el alma en una convulsión, que enajena, que viene, que viene.
Para encontrarlo se obstina en mirar alrededor, arriba, gira el cuello en contorsión cómica, se agacha, busca bajo las piedras del estanque, entre las ranas y los barbos de colores, interpreta las húmedas señales del musgo, espanta a las libélulas de día, a los murciélagos de noche.
Su ojo, bailando en estrabismo, le impide ver más allá del acá y no llega, no encuentra el gozo, ni siquiera cuando está sentado en el centro del escenario bajo la luna y observa como fluyen por sus venas los ríos inversos de la memoria.
El Cíclope está pensando en tapiar las ventanas con girasoles, cerrar la cueva del eco, habituarse a la sangre blanca de los delfines, dormir con la cabeza apoyada en el vientre de su caballo, apostarse a la salida de los túneles amarrado a la aguja del reloj, pero las sirenas le gritan que resista, que espere ahí, oculto tras la roca, la que separa lo nuevo de la fantasía. Y aún así.
Ese hombre con un ojo en la frente me mira, pero no sé si me ve.
Sigo la dirección de su mirada, estoy entre él y el infinito.
Hay días que no.
Hoy.
El estrabismo del Cíclope.
* Autor : Pedro Glup - Editor de GluP
Para encontrarlo se obstina en mirar alrededor, arriba, gira el cuello en contorsión cómica, se agacha, busca bajo las piedras del estanque, entre las ranas y los barbos de colores, interpreta las húmedas señales del musgo, espanta a las libélulas de día, a los murciélagos de noche.
Su ojo, bailando en estrabismo, le impide ver más allá del acá y no llega, no encuentra el gozo, ni siquiera cuando está sentado en el centro del escenario bajo la luna y observa como fluyen por sus venas los ríos inversos de la memoria.
El Cíclope está pensando en tapiar las ventanas con girasoles, cerrar la cueva del eco, habituarse a la sangre blanca de los delfines, dormir con la cabeza apoyada en el vientre de su caballo, apostarse a la salida de los túneles amarrado a la aguja del reloj, pero las sirenas le gritan que resista, que espere ahí, oculto tras la roca, la que separa lo nuevo de la fantasía. Y aún así.
Ese hombre con un ojo en la frente me mira, pero no sé si me ve.
Sigo la dirección de su mirada, estoy entre él y el infinito.
Hay días que no.
Hoy.
El estrabismo del Cíclope.
* Autor : Pedro Glup - Editor de GluP
5 comentarios
Corazón... -
Sí, hay cosas que no se buscan, solitas llegan! e igual a veces se marchan de la mismo forma...
Que bien escribe este señor!
Saludos...
;o)
LeeTamargo -
LeeTamargo.-
Julian -
Estoy pensando en crear un club de fans.
(Además es un hombre guapo)
Comella -
Blogger de Cambalache -