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Mensajes en una botella

Mensaje en una botella - Víctor López Dossierma

Mensaje en una botella - Víctor López Dossierma No tenía nada para escribir. Sólo estábamos la botella y yo, y el desierto. Y la sed...
Muerte de calor, mi piel quemada y las visiones. Cientos de oasis había visto ya. No sé si debido a que me bebí todo el contenido de la botella o a que el sol y la arena me hacían delirar.

Tras muchos días, encontré realmente un oasis. Estuve tan contento que tenía ganas de contárselo a alguien. Pero como no tenía nada para escribir, decidí meterme yo mismo dentro de la botella y nos tiramos juntos en aquel pequeño charco en el oasis. Cuando alguien nos encontrara yo saldría de la botella, yo sería el mensaje, yo contaría mis desventuras y mis infortunios.
Y aquí estamos, la botella, yo, yo dentro de la botella. Muy incómodo. Y ahora no puedo salir. Y en este puto oasis no va a venir nunca nadie.
Me siento un poco idiota.

Mensaje en una botella - Diana Murcia

Mensaje en una botella - Diana Murcia 25 de Mayo de 1982

Hace frío. Estoy mojada. Tengo hambre.

En este extraño mundo, no hay nadie con quién poder comunicarme. Necesito expresarme, contar un chiste, hacer sonreir a alguien. Con lo único que cuento,
es con este sucio papel y la imaginación.

Me pongo a escribir. No se me ocurre nada que pueda interesar a quien
algún día llegue a leer esto, si es que alguien lo llega a leer...


Me desespero. Me impaciento. Empiezo a doblar la hoja y rompiéndola hago una cruz.

Me acuerdo de un chiste; quizás algun día te lo cuente... quizás algún día llegues a entenderlo... quizás.

El papel está hecho pedacitos, si lo has recompuesto, es que posiblemente ya lo hayas entendido.

S.O.S. Desde las Islas de la desolación.

Mensaje en una botella - Armando Alexandre

Mensaje en una botella - Armando Alexandre A veces. Algunas veces, cuando encontraba el amor y también el desamor, gustaba de pasear al amanecer por la playa de San Pol de Mar, (playa que se ubica en el litoral catalán)...Y anoche se encontró con el desamor, no era la primera vez que tenía que hacer frente a una ruptura...Montó en su Vespa, y enfiló por la carretera del litoral, con destino a San Pol, dejando atrás el reguero de luces de su amada y odiada Barcelona.

Mientras paseaba por la arena pensaba: “Los efectos inmediatos del amor y del desamor son: un montón de sensaciones, la gran diferencia es que en el amor las sensaciones vibran hacía fuera; y en el desamor las sensaciones vibran hacía dentro”...Los primeros rayos de sol, escalaban por el abismo del mar. Él seguía pensando:” ¿Por qué tanto en el amor como en el desamor se siente uno sólo”...Vio la botella en la orilla. La cogió para lanzarla al mar y observó que dentro tenía un papel...Destapó la botella. Sacó el papel y leyó:

“Si estás cansado de andar sin rumbo fijo. Si te crees que eres una persona de éxito, pero luego no sabes que hacer con él. Si el amor te dura menos tiempo que el desamor. Si el nebuloso sabor amargo de la tristeza se apodera de ti, dejando témpanos de vacío en tu interior. Si te sientes como un libro leído por el final y al revés. Si te encuentras partido en dos, como la hoja que cae del árbol y con lenta agonía espera su final. Si quieres gritar y no puedes, porque tu grito es interior. Si estás al borde del precipicio y notas que vas a caer. Si piensas en detenerte porque no puedes más. Si te miras al espejo y no te reconoces. Si caminas detrás de tu sombra. Si el vertiginoso reloj, que marca el ritmo de la ciudad te agobia. Si crees que la vida es sencilla, pero la complicamos...Si algo de todo esto –mucho o poco- te ocurre: salta el charco y ven a la isla más bonita del mediterráneo.”

Anoche no era ayer, si no hace 21 años; y en esta tarde de mayo veraniego, cerca del Café del Mar, contemplando la puesta de sol, saca de su mochila una botella vacía, arranca del bloc una hoja que ha escrito. La lee: “Quien lea esto, puede estar seguro, de que la vida es bella y a veces divertida. Vale la pena luchar por eso. Ahora bien, debes de buscar la isla. Tu isla...Pero no busques la isla mirando hacia el horizonte, ni hacía arriba, ni hacía abajo. ¡No!. Búscala mirando hacía dentro...La isla eres tú...Explórala, e intenta conocerla.” Enrolla la hoja y la introduce dentro de la botella de hierbas ibicencas. La tapa y la lanza al mar...El sol ya va descendiendo por el abismo del mar.

Mensaje en una botella - David Villar Cembellín

Mensaje en una botella - David Villar Cembellín La arena está mojada y me estoy mojando el culo. Las gaviotas trinan o como quiera que se llame ese ruido que hacen las gaviotas. El horizonte está muy lejos, joder qué lejos...

Je, resulta curioso que el horizonte sea horizontal, quizá por eso se llame así. ¿A que nunca te lo había planteado? Si fuera vertical seguramente se llamaría “verticale” o algo así, claro que si fuera vertical el agua se derramaría por los laterales y los peces volarían y las personas nos ahogaríamos y tendríamos que ir a la playa con arneses y ganchos para no caernos.

Ah, qué bonito es filosofar en una playa en compañía de una botella de Pampero. También hubiera sido bonito filosofar en compañía de aquella rubia de cien de pecho, pero no quiso la muy sibarita. Ella se lo pierde. Llamarnos borrachos a nosotros, botella amada...

Pero me da igual. Ahora estamos tú y yo, botella, solos, como hermanos. Antes tú eras el continente y ahora lo soy yo. Yo necesitaba de tu sangre y tú me hiciste una transfusión. Ahora somos uno, sangre con sangre, de continente a continente, viajando juntos mientras la Tierra gira a nuestra alrededor (joder qué manera de girar, por cierto)...

La gente aconseja fijar la mirada en un punto para no marearse, pero el mar no se está quieto y me está jodiendo el invento. Venga olas y más olas, venga espuma y venga burbujas,... No se cansa el cabrón. Bueno, yo tengo mucha paciencia, así que a ver quien se aburre o se desmaya antes...


Son estos pensamientos los únicos que al final vale la pena, pensamientos ebrios. Debería existir una lista en la que solo aparecieran libros escritos bajo los efectos de las más absolutas de las borracheras. Ahí y solo ahí se encuentra la genialidad sin freno y la sinceridad total. Formarían la biblioteca definitiva, la única que valdría la pena leer entera.

Como lo que algún día leerás tú, afortunado receptor de mis lucubraciones excelsas. En cuanto consiga abrir a mi amiga la botella meteré dentro este mensaje y solo te quedará esperar que la marea te lo acerque.

Ups, qué contratiempo fatal. Te lo voy a contar en tiempo real: se me ha roto la botella, futuro iluminado. Ahora mi amiga no es más que un montón de cristalitos rotos sobre la playa aguardando pacientes que mañana un niño los pise haciéndose un feo corte. Ya no podrá viajar mi mensaje por los océanos y tú no podrás leerlo y su contenido metafísico se perderá en el olvido del tiempo como todas las grandes obras...

En fin, todo da igual ahora que el mar me está venciendo. De todas formas tampoco sé cómo me las habría ingeniado para meter en una botella un mensaje que estoy escribiendo sobre la arena...