Blogia
˙·٠•●♥ Ediciones Guallavito

Mensaje en una botella - David Villar Cembellín

Mensaje en una botella - David Villar Cembellín La arena está mojada y me estoy mojando el culo. Las gaviotas trinan o como quiera que se llame ese ruido que hacen las gaviotas. El horizonte está muy lejos, joder qué lejos...

Je, resulta curioso que el horizonte sea horizontal, quizá por eso se llame así. ¿A que nunca te lo había planteado? Si fuera vertical seguramente se llamaría “verticale” o algo así, claro que si fuera vertical el agua se derramaría por los laterales y los peces volarían y las personas nos ahogaríamos y tendríamos que ir a la playa con arneses y ganchos para no caernos.

Ah, qué bonito es filosofar en una playa en compañía de una botella de Pampero. También hubiera sido bonito filosofar en compañía de aquella rubia de cien de pecho, pero no quiso la muy sibarita. Ella se lo pierde. Llamarnos borrachos a nosotros, botella amada...

Pero me da igual. Ahora estamos tú y yo, botella, solos, como hermanos. Antes tú eras el continente y ahora lo soy yo. Yo necesitaba de tu sangre y tú me hiciste una transfusión. Ahora somos uno, sangre con sangre, de continente a continente, viajando juntos mientras la Tierra gira a nuestra alrededor (joder qué manera de girar, por cierto)...

La gente aconseja fijar la mirada en un punto para no marearse, pero el mar no se está quieto y me está jodiendo el invento. Venga olas y más olas, venga espuma y venga burbujas,... No se cansa el cabrón. Bueno, yo tengo mucha paciencia, así que a ver quien se aburre o se desmaya antes...


Son estos pensamientos los únicos que al final vale la pena, pensamientos ebrios. Debería existir una lista en la que solo aparecieran libros escritos bajo los efectos de las más absolutas de las borracheras. Ahí y solo ahí se encuentra la genialidad sin freno y la sinceridad total. Formarían la biblioteca definitiva, la única que valdría la pena leer entera.

Como lo que algún día leerás tú, afortunado receptor de mis lucubraciones excelsas. En cuanto consiga abrir a mi amiga la botella meteré dentro este mensaje y solo te quedará esperar que la marea te lo acerque.

Ups, qué contratiempo fatal. Te lo voy a contar en tiempo real: se me ha roto la botella, futuro iluminado. Ahora mi amiga no es más que un montón de cristalitos rotos sobre la playa aguardando pacientes que mañana un niño los pise haciéndose un feo corte. Ya no podrá viajar mi mensaje por los océanos y tú no podrás leerlo y su contenido metafísico se perderá en el olvido del tiempo como todas las grandes obras...

En fin, todo da igual ahora que el mar me está venciendo. De todas formas tampoco sé cómo me las habría ingeniado para meter en una botella un mensaje que estoy escribiendo sobre la arena...

0 comentarios