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El alma de Sirio

Luciérnagas

Luciérnagas

Luciérnaga en la noche,

lucecitas caprichosas,

estrellitas de tierra firme,

traviesas y errantes

difuminadoras de rumbos

de taciturnos enamorados

que buscan, sombrero y vino,

compañía más allá de la noche.

Luciérnaga en la noche,

farolillo colorado,

de cuerpo terso y suave

en lecho de satén alumbrado.

* Autor: José Alberto de Quintana de León.

Ardor - José Alberto de Quintana de León

Ardor - José Alberto de Quintana de León
Olor dormido
a sueño de ti
que alcanzas al alba
la mirada que antaño
buscabas lejos
a través de la sombra
de un cielo en calma.
Arrullos cercanos
de un río claro
con aguas livianas
que saltan juguetonas
entre las ramas de brezo
de riberas unbrías
dormidas en el silencio.
Arde el tiempo
en la mañana luminosa
que encuentra los cuerpos
entrelazados y tersos
convertidos en ascuas
de amor apasionado
entre las sábanas.

De José Alberto de Quintana de León

De José Alberto de Quintana de León

Hoy quiero vestir mi desnudez
con tu cuerpo desnudo,
caer vencido en la noche
mirando el espejo
de una luna indiferente
y ser nuevamente
marea de pasión
en el flujo y reflujo
de tu vientre...


Fotografía: de Sascha Huttenhain

Olores - José Alberto de Quintana de León

Olores - José Alberto de Quintana de León Hilando  pensamientos tras una dura lucha interior, hablando a mi sombra de odios absurdos, leyendo en tu mirada cielos de hambre y sueño...

¿Cómo será tu infierno?

Y cuando entierras una amistad ¿huele entonces a muerto? ¿a ola que destroza corazones contra las peñas? ¿a sangre que busca ríos que nunca llegan? ¿a nada?...

¿A qué huelen las nubes?

Las nubes blancas huelen a infantiles sueños.
Las grises a recuerdos de viejo.
Las rojas a crepúsculo enamorado.
Las negras a tormenta de incomprensión, odio y celos.
La niebla a encendidos amores de invierno.
Y las gotas de rocío a mañanas nuevas dónde escribir la historia de nuevo.

Y todo depende del viento. Cartero que acerca noticias de lejos.

Vientos suaves que llenan los rostros de besos.
Vientos fuertes que empujan apremios.
Vientos huracanados que tocan a muerto.
Suaves brisas que restañan heridas de ayer.
Y el soplo de tus labios junto a mi cuello...

En la ausencia,

ausencia que huele a muérdago en verano, a sandalias en invierno, a claveles en otoño, a nieve de primavera, a dolor y lágrimas en la noche, y, de día, a resignación, a desesperanza y a miedo.
¿A qué huele la simpatía?
La simpatía huele a miel y canela, a brasas encendidas en invierno, a fotografía de niños sonrientes, a caramelo, a la caricia del viento, a una mano que se posa en el sitio oportuno, en el momento oportuno, con la presión oportuna... y allí se queda hasta que sea oportuno. Huele a flores de romero, a bizcocho recién hecho, a sándalo, al candor de tu mirada...

Huele a cielo.

La esperanza...

La esperanza huele a lago fresco entre bosques, a mirada de niño sano, a lágrima agradecida de anciano al que se tiende una mano, a cálido caldo en invierno crudo y mojado...

Huele a risas y cantos de bulliciosos colegiales alborotados, huele a chimenea de hogar caliente y aireado, a carta de amor que llega temprano, a abrazo,a un "te quiero" esperado...

Dinero...

¿A qué huele el dinero?

A trampa, a pescado, a manos inocentes cercenadas por la máquina, a pinchazos de aguja en dedos infantiles, a esclavos, a miseria a manos llenas, a ladrillos envenenados, a lágrimas de viuda con hambre de semanas, a miedo, a chantaje y asesinato, a dolor sin clemencia, a tortura, a desesperanza, a cadáver pisoteado.