Olores - José Alberto de Quintana de León
Hilando pensamientos tras una dura lucha interior, hablando a mi sombra de odios absurdos, leyendo en tu mirada cielos de hambre y sueño...
¿Cómo será tu infierno?
Y cuando entierras una amistad ¿huele entonces a muerto? ¿a ola que destroza corazones contra las peñas? ¿a sangre que busca ríos que nunca llegan? ¿a nada?...
¿A qué huelen las nubes?
Las nubes blancas huelen a infantiles sueños.
Las grises a recuerdos de viejo.
Las rojas a crepúsculo enamorado.
Las negras a tormenta de incomprensión, odio y celos.
La niebla a encendidos amores de invierno.
Y las gotas de rocío a mañanas nuevas dónde escribir la historia de nuevo.
Y todo depende del viento. Cartero que acerca noticias de lejos.
Vientos suaves que llenan los rostros de besos.
Vientos fuertes que empujan apremios.
Vientos huracanados que tocan a muerto.
Suaves brisas que restañan heridas de ayer.
Y el soplo de tus labios junto a mi cuello...
En la ausencia,
ausencia que huele a muérdago en verano, a sandalias en invierno, a claveles en otoño, a nieve de primavera, a dolor y lágrimas en la noche, y, de día, a resignación, a desesperanza y a miedo.
Huele a cielo.
La esperanza...
La esperanza huele a lago fresco entre bosques, a mirada de niño sano, a lágrima agradecida de anciano al que se tiende una mano, a cálido caldo en invierno crudo y mojado...
Huele a risas y cantos de bulliciosos colegiales alborotados, huele a chimenea de hogar caliente y aireado, a carta de amor que llega temprano, a abrazo,a un "te quiero" esperado...
Dinero...
¿A qué huele el dinero?
A trampa, a pescado, a manos inocentes cercenadas por la máquina, a pinchazos de aguja en dedos infantiles, a esclavos, a miseria a manos llenas, a ladrillos envenenados, a lágrimas de viuda con hambre de semanas, a miedo, a chantaje y asesinato, a dolor sin clemencia, a tortura, a desesperanza, a cadáver pisoteado.
¿Cómo será tu infierno?
Y cuando entierras una amistad ¿huele entonces a muerto? ¿a ola que destroza corazones contra las peñas? ¿a sangre que busca ríos que nunca llegan? ¿a nada?...
¿A qué huelen las nubes?
Las nubes blancas huelen a infantiles sueños.
Las grises a recuerdos de viejo.
Las rojas a crepúsculo enamorado.
Las negras a tormenta de incomprensión, odio y celos.
La niebla a encendidos amores de invierno.
Y las gotas de rocío a mañanas nuevas dónde escribir la historia de nuevo.
Y todo depende del viento. Cartero que acerca noticias de lejos.
Vientos suaves que llenan los rostros de besos.
Vientos fuertes que empujan apremios.
Vientos huracanados que tocan a muerto.
Suaves brisas que restañan heridas de ayer.
Y el soplo de tus labios junto a mi cuello...
En la ausencia,
ausencia que huele a muérdago en verano, a sandalias en invierno, a claveles en otoño, a nieve de primavera, a dolor y lágrimas en la noche, y, de día, a resignación, a desesperanza y a miedo.
¿A qué huele la simpatía?
La simpatía huele a miel y canela, a brasas encendidas en invierno, a fotografía de niños sonrientes, a caramelo, a la caricia del viento, a una mano que se posa en el sitio oportuno, en el momento oportuno, con la presión oportuna... y allí se queda hasta que sea oportuno. Huele a flores de romero, a bizcocho recién hecho, a sándalo, al candor de tu mirada...
Huele a cielo.
La esperanza...
La esperanza huele a lago fresco entre bosques, a mirada de niño sano, a lágrima agradecida de anciano al que se tiende una mano, a cálido caldo en invierno crudo y mojado...
Huele a risas y cantos de bulliciosos colegiales alborotados, huele a chimenea de hogar caliente y aireado, a carta de amor que llega temprano, a abrazo,a un "te quiero" esperado...
Dinero...
¿A qué huele el dinero?
A trampa, a pescado, a manos inocentes cercenadas por la máquina, a pinchazos de aguja en dedos infantiles, a esclavos, a miseria a manos llenas, a ladrillos envenenados, a lágrimas de viuda con hambre de semanas, a miedo, a chantaje y asesinato, a dolor sin clemencia, a tortura, a desesperanza, a cadáver pisoteado.
4 comentarios
Alberto -
Perseida: gracias por leerme, son tus ojos quienes hacen sujerentes mis letras.
Ly: Poesía y melancolía en tu corazón... mis palabras se han limitado a abrir tus ojos a ellas.
Comella: gracias, como siempre, por el trato exquisito con que cuidas y arropas nuestras letras.
Alberto
Ly -
Perseida -
Gracias por compartir.
Un saludo, desde el Sur
Amkiel -