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De la cabeza a los pies - Gonzalo López Cerrolaza

De la cabeza a los pies - Gonzalo López Cerrolaza

Eche un piñón, dos almendras,

media cáscara de huevo,

una avellana y dos pepitas de sandía.

Ya tenemos su boquita,

los ojos - elija el licor que coloree las almendras a su gusto -,

la nariz y los lunares

y, del huevo, la barbilla;

receta de una mujer

de la cabeza a los pies.

 

Machaque pelos de un coco

con cáscara de melón,

teñiremos su cabello

con yema de huevo al sol,

o bien con pimienta negra

o con rojo pimentón.

 

Eche tres plumas de cisne

que, suaves, crearán su cuello,

desmenuce un aguacate

para el tacto de sus hombros;

los brazos, los antebrazos

se harán con masa de plátano

y fresón.

¡ay, las palmas de sus manos!:

mandarinas y papayas;

 y la piel se hará de aceite…

mmm... de girasol.

 

Los pechos se harán al gusto,

pero no podrá faltar

el sabor de las cerezas

ni el azúcar de un helado

de turrón.

El ombligo es cosa fácil:

una rosquilla de anís,

diminuta, agazapada,

temblando para no desmenuzarse,

como esperando la nieve de enero.

Receta de una mujer

de la cabeza a los pies.

 

Use luego la ternura

de un buen cordero lechal,

tendremos los firmes muslos;

¿las rodillas? Eche un par

de níscalos maduritos;

¿los tobillos? Ponga huesos

de melocotones rojos

con su piel tan fina y tersa

alrededor;

La dorada es por su carne,

firme, blandita a la vez,

tendremos ya los gemelos;

sólo nos faltan los pies

- y no, estimado lector,

aquí no hablaré del queso

de Roquefort -,

los pies se harán horneando

dos berenjenas sin piel,

una pizca de limón

y sémola de maíz;

receta de una mujer

de la cabeza a los pies.

 

Me dirán: “¿y el corazón?”,

miga de pan de chapata,

aunque falta ese toque de locura,

esa enorme sensatez,

esa fuerza de diamante

y esa mirada que mata

y, a la vez, te hace vivir.

Eso, estimado lector,

debe ser una gran secreto

guardado por abuelitas,

como mapa de tesoro

de corsarios y piratas,

porque no encontré receta

que componga a una mujer…

de la cabeza a los pies;

y, sin embargo, encontré

una mujer a mi lado,

que completa mi receta,

y que cocina en mi cuerpo

sólo con pensar en ella,

el sentir que soy feliz

y el saber que estoy completo,

de la cabeza

                  a los pies.

* Autor: Gonzalo López Cerrolaza

 - Fotografía de Lucien Clergue -

8 comentarios

María José -

!Cerro es único! !Magistral!
Saludos veraniegos y calurosísimos, desde el Sur.

Xesca -

¡Brillante! Me ha dejado con la boca abierta.

Infierno -

Por supuesto, no podía ser menos, conjugación de alta cocina con un encanto endiablado. Eso Cerrolaza lo sabe hacer muy bien... Pongamos que esta vez, hablamos de Vanesa.

Muralla -

Gracias a los dos por la sonrisa enome de esta mañana...
Bicos.

Brisa -

Sin duda es una hermosa receta, dibujada por una bella mirada de cocinero de letras.

Un abrazo a los dos.

azusa -

Por eso estamos tan tan ricas, jejeje
;p

Rafael -

Hombre, un texto del amigo Cerrolaza. Y estupendo, como todo lo que escribe, lleno de sensibilidad e imaginación; me ha encantado... Saludos!

almena -

¡es genial!
Cómo he ha gustado!
Qué forma tan sugerente y tan amorosa la de esta receta culinaria.
Enhorabuena a Gonzalo.
Y un abrazo grande para ti, amiga Comella