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La baldosa de los deseos * Cuento infantil - Rafael Masedo

La baldosa de los deseos * Cuento infantil - Rafael Masedo A mis nietos Daniel, Celia y Raquel

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Me figuro que algunos de vosotros no sabréis que es eso de la “baldosa de los deseos”, así es que si tenéis un poquitín de paciencia, os lo voy a aclarar lo mejor que pueda.

Primero os voy a explicar quienes son los pequeños enanitos invisibles que hay en todas las casas, pues estos son precisamente los responsables de mantener el secreto de la baldosa de los deseos que hay en casi todas las casas.

Digo en casi todas, pues estas baldosas se encuentran solamente en las casas de las personas que tienen ilusiones por conseguir cosas con algún esfuerzo, por lo tanto no os molestéis en buscar la baldosa de los deseos en las casas de las personas muy ricas, pues estas consiguen sus deseos sin ningún esfuerzo y por lo tanto no las necesitan.

Bueno, vayamos al grano, os estaba hablando de los pequeños enanitos invisibles que hay en todas las casas. Estos viven también en las casas de los ricos, así que en esto no hay distinción entre ninguna clase social y lo mismo están viviendo en las casas de la gente mas pobre y humilde, que en los palacios de los reyes.

Aunque vosotros no los hayáis visto nunca, están por todas partes y son bastante revoltosos y enredadores. Se divierten a su manera escondiendo nuestras cosas y por supuesto son los responsables de que muchas veces no encontremos las cosas que acabamos de dejar en un sitio y luego no están donde nosotros creíamos haberlas colocado.

Por ejemplo, si la abuela no encuentra las gafas por ninguna parte, es porque los enanitos invisibles se las han cogido y cambiado del lugar en que ella las dejó, así es que la abuela busca las gafas por todo el salón y resulta que al cabo de muchas vueltas luego aparecen junto al teléfono del pasillo.

Si veis que el abuelo se vuelve loco buscando el teléfono móvil que había dejado (según dice él), encima de un entrepaño del mueble-librería del salón, veréis que al cabo de mucho rato de buscar, al final lo va a encontrar en la mesilla del dormitorio o en cualquier otro lugar, que será a donde lo habrán trasladado los enanitos invisibles.

Otras veces os habrá ocurrido que estáis buscando las zapatillas que os habéis quitado junto a la alfombra y resulta que aparecen en otra habitación por arte de magia. Bueno, pues todas estas desapariciones y traslados de lugar, los realizan los enanitos invisibles, que son unos juguetones y se lo pasan en grande viendo como las personas nos volvemos locos buscando las cosas perdidas. Son unos granujillas sin mala intención, pero que a veces nos gustaría que nos dejaran en paz y no se divirtieran a nuestra costa.

No os quepa la menor duda de que ellos son los responsables de que los chupetes de Raquel se escondan en los sitios mas inesperados y luego aparezcan al día siguiente, si es que aparecen, pues algunas veces ha ocurrido que se han perdido cosas y resulta que las hemos encontrado muchos meses mas tarde y cuando ya no las necesitábamos.

Bueno, pues estos enanitos revoltosos, también hacen cosas buenas para nosotros, pues son los encargados de recoger nuestros deseos y guardarlos para que se cumplan mas adelante.

Si por ejemplo en algún momento de vuestra vida expresáis un deseo que os gustaría ver realizado, como por ejemplo conseguir alguna cosa que os guste mucho, los enanitos invisibles se encargan de recoger vuestro deseo y llevarlo a esconder a la baldosa de los deseos, para que se quede allí esperando a verse realizado mas adelante.

La baldosa de los deseos puede estar en cualquier lugar de vuestra casa, por supuesto siempre dentro de la casa y es un lugar secreto que solo conocen los enanitos invisibles. A veces resulta ser una baldosa de un pasillo; otras veces puede ser una baldosa del cuarto de baño o de la cocina, pero ya os digo que no os molestéis en buscarla pues es un secreto secretísimo que solo conocen los enanitos invisibles y no la vais a encontrar aunque estuvieseis buscando toda la vida.

Allí se van guardando todos los deseos de las personas que habitan en la casa y de vez en cuando, los enanitos invisibles se acuerdan de sacar algún deseo de los que están allí guardados y con su magia hacen que las ilusiones de las personas se conviertan en realidad.

Por eso es muy conveniente que, cuando tengamos la ilusión de tener alguna cosa que nos gustaría alcanzar, no solo lo tengamos en nuestro pensamiento, sino que lo expresemos en voz alta a los demás, para que así lo escuchen también los enanitos invisibles y lo guarden en la baldosa de los deseos.

Hacedlo así y veréis como, si hemos sido buenos, obedientes y trabajadores, en la mayoría de las ocasiones se cumplirán nuestros deseos.


* Autor : Rafael Masedo (RAMAMAR)
La Vila, 23 de marzo del 2002

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